domingo, febrero 10, 2008

BERLIN. 2000.

Me resulta complicado situar en el tiempo ese momento, ese viaje, quizás el primero que puedo llamar así. Como ocurre, fue fruto más de la casualidad que de una decisión premeditada: de hecho, ibamos a Milwakee, y terminamos en Belín. Hace unos meses tuve la oportunidad de hablar de Berlín, y recordaba la casa okupa Tacheles. Me dijeron que la habían derruido, y no supe que pensar, simplemente incapaz de imaginar que pudiese ser cierto.. como llegamos a ella no es lo más importante, sino lo que lo hicimos. Y lo que después, a medida que pasaba el tiempo, empezaba a significar, como iba cambiando su significado a medida que también yo lo iba haciendo. Tal vez solo iba descubriendo imperceptibles modificaciones que iban adquiriendo un reflejo en el recuerdo. Y eso es motivo suficiente para que, a menudo, piense en ese momento, en ese primer viaje, de un modo diferente a como pensé en el hace tiempo: ¿que hubo allí que cambió algo en mi, que fue lo que dejamos? momentos, conversaciones, discusiones, borracheras... ¿Como terminamos allí subidos? ¿como llegué al hostal en una ciudad que no conocia? ¿como fue pasando todo? El otro día algo me retrotrajo a instantes concretos, otros no tanto: puede que al final, las circunstancias no fuesen tan distintas.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Alli estaba yo tambien amigo, que pena no tenia ni idea que lo habien derribado, el espiritu sigue allí, que bien lo pasamos.Natxo.