jueves, mayo 21, 2009

DINAH ENVUELTA EN LA ENSOÑACION

En una fotografía que después beso y abrazo con alguna palabra, esperando que reconforte a alguien, ya que a mi supongo es imposible, mientras imagino como sería envolverse con humo denso que sale despacio de una pipa de madera, y deja solo tras de sí, antes de prender al éter, un amargo y melancólico aroma, y los recuerdos a los que me lleva no eran en absoluto malos, y ahora mírame tratando de recordar desesperado ese aroma, nostálgico y triste, que por casualidad encontré donde nunca hubiese esperado hacerlo, y todo es un sinsentido ¿no lo ves? "no hay nada en mi que merezca la pena" creo que dije... quizás ahora vuelva a hacerlo, adoptándo la voz que escucho, grave, casi cavernosa, de barítono, y que he tardado ¿un año, dos, más? en escuchar. Y es probable que debiese de ser así; he visto casualidades mayores, igual que he visto tanta fragilidad en unos ojos grandes y obscuros mirándome desamparados, sabiendo que mientras ella quería que me quedase, yo deseaba irme, no irme de su lado, no dejar de estar con ella, pero deseaba, necesitaba tanto irme.... y su fragilidad en ese momento se diluía y compensaba con mi mirada clavándose en el techo, abrazándola aún invencible mientras estaba enredado qué se que era en esa ocasión, quizás solo pensando en no estar ya allí, no: en estar en otro lado para después poder estar en otro, nunca quieto, nunca en un mismo lugar, nunca con alguien o siempre con nadie, si es que es lo mismo, buscando en cualquier caso algo que después entendía, aunque nadie más lo hubo hecho.
Sentado, aún algo de rabia en mis movimientos, aunque creo que ya nada en mi mirada, viendo a la gente pasar a través de un enorme cristal, intentando comprender hasta donde llegan esas miradas, hasta donde fui capaz de llegar (...)
"Dinah and the beautiful blue" va consumiéndose también, y pienso que me recuerda a Nick Cave, quizás, y a algún disco de Morphine: es fácil entender por qué la estoy escuchando ahora.

martes, mayo 12, 2009

ANTONIO VEGA IS DEAD

El 28 de Marzo estuve viendo Antonio Vega en concierto. Me sorprendió lo bien que estaba, me sorprendió que tocase "lo mejor de nuestra vida". Cuando salí del concierto, llovía, y mientras esperaba un taxi, pensaba en si Antonio Vega era uno de mis artistas favoritos o no, y aún no sabiéndome responder, sí llegué a la conclusión de que, en mi caso, era un artista de momentos, momentos que no deben de ser extrapolados ni generalizados. Momentos simplemente, que, por el motivo que sea, tienen una importancia o un peso significativo, y que, por el motivo que sea también, quedan extrañamente relacionados con algo que, de modo más o menos tangencial, acontecía de manera simultaneamente a ellos por ejemplo, una canción que sonaba en un hilo musical, en una radio, que venía aparentemente sin motivo a la cabeza.... algo que al final te dabas cuenta se convertía en la mínima banda sonora de un instante, de una instante que pudo haber sido precioso o trágico y de ahí en adelante, en el recuerdo, iría inevitablemente unido al rumor de su banda sonora. 
Así ¿cuantas canciones de Antonio Vega se habían convertido en minúsculas bandas sonoras de momento, de recuerdos? Mientras las iba enumerando, llegó el taxi y mientras le decía a donde iba, perdí la cuenta, cuenta que hasta hoy no he recuperado.
El 28 de Marzo, después de salir de la sala en la que tocó Antonio Vega, al que en una cosa ocasión llamé el último yonkie romántico, fui tarareando, mientras llovía , una canción que esa noche había tocado y con la que, por poco habitual en su setlist, no contaba, y mientras la tarareaba, iba recordando de modo un poco más amable el momento al que acompañaba y en el que, por supuesto, estaba ella.